Diario Electrónico de Mejillones

Fundado el 2 de noviembre del 2001

 

Las verdades que no se dicen...

Domingo 3 de julio de 2016

Cultura

Volver a la página principal

Contáctenos!!!

Mejillones, su impacto en la integración del Desierto de Atacama 

(o gestación del Chile moderno)

 Wilfredo Santoro Cerda

(Impreso en papel en REVISTA CIIAR, segundo número)

                    

        Sin duda la riqueza de Chile ha estado ligada al Desierto de Atacama. El guano fue el primer producto que dio la alarma en el siglo 19, anuncio que se vio ratificado por el salitre, cuyo reinado económico se prolongó hasta la crisis económica de 1929. Tanto el guano como el salitre fueron potentes fertilizantes, aunque el último tuvo un importante rol como explosivo. A principios del siglo 20 entró en escena el cobre, del cual por décadas Chile fue monoproductor –es decir radicó su economía tan sólo en este metal- situación que se mantiene en menor grado hasta la actualidad.

        El Desierto de Atacama, como unidad económica, ha sido el pilar del Chile moderno, que empieza a gestarse post guerra del Pacífico. En otras palabras, el Chile campesino y situado a los alrededores de Santiago de principios del siglo 19 no tiene nada que ver con el Chile que llega a Arica y exporta cobre y salitre durante el siglo 20.

El Chile moderno es muy diferente a ese Chile que gritó “Junta queremos” en 1810. Es diferente en territorio, en economía y en idiosincracia. El Chile de hoy es consecuencia directa de la integración del Desierto de Atacama como unidad económica (sino necesariamente territorial) a nuestra nacionalidad. Para que esa integración se concretara tuvo que haber un ordenamiento fronterizo que se vio materializado por una guerra: la Guerra del Pacífico. 

UN NOMBRE IMPRECISO 

Lo cierto es que el nombre de esa guerra es terriblemente inexacto. Esa guerra no fue motivada por la posesión del Oceáno Pacífico. El real objetivo de esa guerra fue la propiedad del Desierto de Atacama. La riqueza que este “despoblado” comenzaba a revelar abrió los apetitos económicos de Chile y Bolivia. Este último país también arrastró al enfrentamiento a Perú, que no había manifestado reclamación alguna en los territorios en disputa. Es por eso que cuando los bolivianos hablan de la Guerra del Guano o también de la Guerra del Salitre, todo eso sería más preciso si habláramos de la “Guerra del Desierto de Atacama”.

Ni siquiera sueño con promover que se cambie el nombre de una gesta tan tradicional como lo es la Guerra del Pacífico, sino que por motivos de ordenamiento argumental dejo en claro que la Guerra del Pacífico no es sino la guerra por el Desierto de Atacama.

¿Fue la Guerra del Desierto de Atacama una guerra de conquista por parte de Chile? No. No lo fue, Más bien fue una guerra de consolidación de fronteras, ya que si bien se podrían cuestionar los títulos de Chile, Bolivia tampoco había colonizado el Desierto de Atacama, con la honrosa excepción de Cobija, cuya territorialidad boliviana no estaba siendo discutida. El territorio en disputa era de Paposo a Mejillones, territorio que se hallaba prácticamente deshabitado, donde Bolivia no tenía presencia, que estaba siendo efectivamente colonizado por mineros chilenos y cuyos títulos eran sumamente contradictorios,

 Chile –cuando nació como país- estableció que por el norte llegaba “hasta el Desierto de Atacama”. En la práctica Chile llegaba hasta Copiapó y Bolivia –en una acción visionaria- había puesto un pie en la costa del Desierto de Atacama habilitando el puerto de Cobija. Todo lo demás era una zona desértica conocida como el “despoblado de Atacama”. Una zona en la cual había a lo menos cuatro países que tenían cédulas reales –tan válidas como contradictorias- generadas en 300 años de reinado español donde se dictaban órdenes desde otro continente con una ignorancia absoluta acerca de la geografía e incluso sin considerar disposiciones anteriores sobre territorios para ellos desconocidos.

 Tales países son Perú, que por ser virreinato podría discutir territorios sobre Chile y Bolivia. Bolivia; que reclamaba la parte asignada a Perú. Chile, que como capitanía había sido diferenciada del virreinato e incluso Argentina, que en algún momento tuvo bajo su jurisdicción Charcas, denominación antigua de Bolivia.

No obstante tal discusión se centró solamente en dos países: Chile y Bolivia. Para Chile todo estaba claro, ya que su Constitución establecía que el Desierto de Atacama era chileno, por lo cual Chile llegaba a lo menos hasta Iquique, última ciudad peruana. Bolivia alegaba que Chile llegaba “hasta” el Desierto de Atacama. Como el despoblado terminaba en Copiapó, Chile llegaba hasta Copiapó y todo el desierto era boliviano, aunque no hubiese ningún habitante de esa nacionalidad, excepto en Cobija y el oasis El Loa.

Bolivia logró validar su presencia en el Pacífico y Chile no cuestionó Cobija. Paradojalmente Cobija fue atacada por fuerzas peruanas en 1835 y ni siquiera por temas territoriales, sino por aspectos políticos. Una vez abatida su defensa militar los peruanos se retiraron..

Desde el año 1825 hasta el año 1841 se mantuvo un cierto status quo, donde estaba tácitamente establecido que Chile llegaba hasta Copiapó y que Cobija era puerto boliviano. Desde Copiapó hasta Cobija era un despoblado que no representaba ningún atractivo y donde ninguno de los dos países ejercía posesión efectiva. No obstante, para Chile estaba claro que su límite norte alcanzaba hasta Cobija y para Bolivia estaba claro que su límite sur se hallaba en Copiapó.

COLONIZACION E INTEGRACION DEL DESIERTO 

Toda esta larga introducción tiene por objeto situarnos en el momento mismo en que se inicia el proceso de conquista, colonización e integración por parte de Chile del “Desierto de Atacama”. Unidad geográfica-económica que anexada definitivamente a nuestro país dará nacimiento al Chile moderno.

Hay dos aspectos de este proceso que creo necesario resaltar. El primero es que la integración de este territorio tuvo dos perfiles: el cívico y el militar. Si bien el militar está profusamente inserto en nuestra historia nacional, el cívico desgraciadamente pasó al anonimato. La exploración y conquista del Desierto de Atacama, el trabajo incansable y no siempre exitoso de aquellos mineros que se vistieron de empresarios para hacer que este desierto entregara su riqueza... ni siquiera ha estado siendo recogido por las historias locales, aunque ellos son –técnicamente- fundadores del Chile moderno.

El segundo aspecto tiene que ver con la increíble sucesión de hechos que forman parte de este proceso –que yo denomino nacimiento del Chile modeno- y que están ligado a Mejillones, un lugar que ha sido recurrentemente ignorado por la historia nacional, a pesar que –como expondré en esta ponencia- tiene un rol protagónico en la conquista del Desierto de Atacama. 

LEY DEL GUANO 

Realizadas tales precisiones y ya con rumbo definido, regreso al instante en que habíamos dejado congelada esta exposición: 1841. Durante tal fecha Domingo Latrille ya consolida la explotación de guano blanco en la Península de Mejillones. Todo eso reactiva el interés del Gobierno chileno por el Desierto de Atacama y el Presidente Manuel Bulnes decide que ya es hora de dejar establecido el real límite norte de Chile. Es así como el 31 de octubre de 1842 promulga la ley que establece que los guanos situados al sur de la bahía de Mejillones –paralelo 23 de latitud sur- son de propiedad nacional, y prohibe a cualquier barco cargar guano de esas regiones sin el permiso de Chile.

Este primer paso legislativo por la posesión del Desierto de Atacama se hace concreto en abril de 1846 cuando la goleta de guerra “Janequeo” enarbola la bandera chilena en la Punta Angamos. Sólo en 1857, siendo las 4 de la tarde, arriba a Mejillones la gloriosa Esmeralda. Desembarcan un diputado de minas y un perito, quienes demarcan el paralelo 23, fijándolo como frontera.

Tal demarcación fue revisada en 1870, por la Comisión Pissis – Mujia.. Esta demarcación se hizo en virtud al Tratado de 1866, que versaba acerca de los paralelos 23, 24 y 25, que no estaban debidamente señalizados. Fue integrada por Pissis, perito francés que representó a Chile y Mujia, por la parte boliviana. Dicha Comisión calculó la posición exacta de los paralelos y construyeron lo que ellos definieron como “pìrámides”. Este trabajo se realizó en 1870 y es el hito que aún se mantiene en muy buen estado en las cercanías de Punta Chacaya, Mejillones.

PIRAMIDE DEMARCATORIA DEL PARALELO 23: Reemplazó a la que construyeron los marinos de la gloriosa “Esmeralda” en 1857, que delimitó la frontera entre Chile y Bolivia desde 1842 a 1866. Jóvenes de la Academia de Teatro de Mejillones realizaron una recreación histórica en el lugar.

La memoria colectiva mejillonina guardó por mucho tiempo este monumento como “construido por los marinos de la Esmeralda” el año 1857. y no por Pissis – Mujia en 1870. Tal testimonio lo recogió en 1920 el francés Jean Arondeau en su libro “El derrotero del Cerro Plomo”, donde describe la ubicación de tal “pirámide” y consigna que los vecinos de Mejillones le informaron que había sido levantada por los marinos de la “Esmeralda” en 1858. No obstante, está debidamente comprobado que fue erigida por la Comisión Pissis-Mujia en 1870, ya que la Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile de 1870 contiene un detallado informe acerca de su construcción y cuanto costó ésto al erario nacional.

El primer gran paso para que el Desierto de Atacama fuera chileno es la promulgación de la Ley de guanos del 31 de octubre de 1842. Este paso fue consecuencia de la extracción de guano blanco que se desarrollaba en la Península de Mejillones. Esto es en la parte externa de la península, zona que aún ahora está deshabitada. De Isla Santa María al mismo islote de Punta Angamos.

Asociado a este primer paso hay dos grandes acciones; el izamiento de la bandera chilena en Punta Angamos en 1846 y la construcción del hito del paralelo 23 en 1857.

 La toma de la Punta Angamos fue ejecutada por la goleta de guerra Janequeo y posteriormente, allí se construyó un fortín o cuartel militar. Por ese motivo tal zona se denomina Punta Cuartel y no Punta Rieles, como erróneamente se le menciona en la actualidad.

La segunda acción de este primer paso en el avance chileno en las tierras de nadie fue el levantamiento del hito del paralelo 23 por parte de los peritos que se desplazaban en la Esmeralda, en 1857. Este hito fue la primera frontera debidamente establecida y demarcada entre ambos países.

Si bien el primer paso fue legislativo, sus acciones fueron en terreno, las que se realizaron en zonas desiertas, sin habitantes, sin resistencia civil y menos militar, en territorios cuya propiedad no estaba debidamente delimitada  por fronteras ni tampoco validadas por leyes y ni siquiera por el uso.

Es por eso que la promulgación de la ley de guanos de 1842 no es sino la declaración del Desierto de Atacama como territorio chileno y tal vez el acto legislativo que da inicio a la formación del Chile moderno. 

EL GUANO ROJO 

El segundo gran paso para la conquista del desierto por parte de Chile fue el descubrimiento de guano rojo en la cima del Morro de Mejillones por parte de Juan López. Este fertilizantes tenía una alta cotización en los mercados europeos, por lo cual su hallazgo constituyó la promesa de una fuente de riqueza.

Hay dos elementos que resaltan en este hallazgo. El impacto internacional que produjo, por hallarse en territorio que –si bien estaba en poder de Chile- era insistentemente reclamado por Bolivia. El segundo aspecto es que la sociedad explotadora –conformada por Juan López, Matías Torres y Juan Garday- se autodefinió como chilena y como tales, realizaron sus gestiones ante Chile, en cuyo territorio se hallaba Mejillones. No pueden sino citarse sus palabras “Los descubridores, en vez de explotar por el mayor tiempo posible como boliviano el guano de Mejillones, cual lo aconseja tentadoramente un mezquino interés individual, pensaron y sintieron mas alto; quisieron explotarlo como cosa de Chile y en su calidad de chilenos”.

LA RUTA DEL GUANO ROJO: oculta en la “Quebrada de la viuda” que lleva desde el Morro de Mejillones a Caleta “Ño Robles” se halla la centenaria ruta carretera que implementó Juan López y su sociedad minera en Mejillones.

        Quien revisa la forma en que se descubrieron esas riquezas se hallará con verdaderas epopeyas. Hombre luchando solitarios con parajes abiertamente inhabitables. Desiertos resecos con temperatura abrasadoras al mediodía y con frío que calan los huesos por las noches. Sin agua y sin posibilidad de hallar alimento en terreno convertía a estos hombres en seres realmente sacrificados, que no siempre tuvieron una recompensa. Que hayan sido esos hombres los que se alinearon con Chile en esta tremenda odisea fue un puntal para que el Desierto de Atacama fuera chileno.

Una segunda consecuencia del descubrimiento de guano rojo en la cima del Morro de Mejillones fue la fundación efectiva de este puerto. Si bien Mejillones era conocido desde el siglo 16 por navegantes y piratas, siempre había sido un destino temporal, incluso con la explotación del guano blanco. Fue el hallazgo del guano rojo el que motivó la fundación de un campamento que dio origen a la actual ciudad. El guano rojo, al contrario del guano blanco, es materia fósil y se halla en yacimientos que se deben explotar como los minerales y no como el guano blanco, producto reciente de las aves que se va rastrillando en campamentos móviles.

El 24 de diciembre de 1862 el Intendente de Atacama promulgó el decreto mediante el cual el Gobierno de Chile otorga a la sociedad conformada por Juan López, Matías Torres y Juan Garday  un terreno de 300 por 100 metros en la zona hoy conocida como La Caleta, donde se inició el poblamieto de Mejillones. Ese territorio posteriormente sería entregado a Bolivia, en virtud del Tratado de 1866 y sus autoridades refundarían Mejillones ordenando la confección de su primer plano urbano.

MIRADOR DE BRESSON: Desde este lugar el ingenieron francés André Bresson tomó las fotografías que inmortalizaron el Mejillones del siglo 19. Desde aquí se ve el Viejo Mejillones, el lugar desde donde salío el “Cangalla” Méndez a descubrir Caracoles. El lugar donde fue sepultado el Almirante Grau, la rada donde se inició el combate naval de Angamos, el Morro de Mejillones donde se descubrió guano rojo y el lugar donde se asentaba el edificio de la Aduana, actual Museo Regional de Antofagasta. El Consejo Patrimonial de Mejillones, COPAT, gestiona para que tal mirador sea nuevamente habilitado.

No obstante, Mejillones nació en territorio chileno, con un campamento perteneciente a una empresa chilena, que explotaba con capitales chilenos un yacimiento descubierto por un chileno.

Retrotrayéndonos, el guano rojo descubierto en el Morro de Mejillones reavivó las disputas y exigió que ambos países buscaran zanjar su conflicto limítrofe, generando además la fundación de Mejillones. 

CARACOLES 

El tercer paso para la colonización chilena del Desierto de Atacama fue el descubrimiento del mineral de Caracoles. El 7 de mayo de 1870 cinco cateadores, entre ellos el célebre Ramón “Cangalla” Méndez, salen desde La Caleta, en Mejillones, contratados por los residentes mejilloninos, barón Arnaux de la Riviere y José Díaz Gana. Poco más de una semana después ellos darían con una quebrada donde localizaron varios yacimientos de plata.

El hallazgo de plata reavivó el conflicto, Era un territorio que –estando en poder de Bolivia por el tratado de 1866- debía entregar a Chile la mitad de las utilidades mineras. Todo eso se tornó impracticable, obligando a revisar y replantear el Tratado de 1866. Este fue reemplazado por otro, conocido como de 1874, que fija como frontera geográfica y económica el paralelo 24, eliminando la repartición de utilidades entre los paralelos 23 y 25. Chile recibe como compensación por esta renuncia un compromiso por parte de Bolivia a no aumentar los impuestos a los empresarios chilenos entre los paralelos 23 y 25 por 25 años. En 1878 Bolivia crea un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre. Chile reclama incumplimiento del Tratado de 1874, Bolivia no sólo mantiene sino hace más drástica su posición ordenando el remate de las salitreras chilenas. Chile considera que ante esa postura se ha violado el Tratado, lo declara nulo y recupera militarmente su territorio, hasta el paralelo 23. Es el inicio de la guerra.

Pero más allá de ser –tras el guano- el segundo y más importante incentivo económico por el Desierto de Atacama, el hallazgo de plata en Caracoles provocó una verdadera estampida desde la zona de Atacama chilena hacia la naciente Antofagasta. Con el recuerdo y la experiencia de Chañarcillo, muchos mineros avezados se desplazaron desde Copiapó, La Serena e incluso más al sur. Fueron miles las personas que llegaron a Antofagasta tras la plata de Caracoles, creando una ciudad que habría de convertirse en la capital del Desierto de Atacama. 

CUATRO PASOS EN EL DESIERTO 

Esos son tres pasos primordiales en la colonización chilena del Desierto de Atacama. El primero: la promulgación de la Ley de Guanos en 1842, que establece como límite norte de Chile el paralelo 23. El segundo, el descubrimiento de guano rojo en el Morro de Mejillones, en 1862, que otorga valor al desierto y obliga a la delimitación fronteriza. El tercer paso es el descubrimiento de plata en Caracoles, en 1870, que provocó un masivo poblamiento chileno en el Desierto de Atacama y como consecuencia, el potenciamiento de una Antofagasta chilena, aunque con bandera boliviana. Son tres de cuatro pasos que harían a Chile dueño del Desierto de Atacama. Son paso cívicos, realizados por hombres de paz, por mineros, por aventureros que creían en otro Chile, más grande y más próspero. Además estos tres pasos contribuyeron a la conquista económica de un territorio, a la posesión de la tierra. Quienes dieron estos pasos son los pioneros del Desierto de Atacama. Son los héroes olvidados por la historia de Chile.

Pero el Desierto se conquistó no por tres, sino por cuatro pasos. El cuarto paso no fue cívico. Fue militar. No fue por la pertenencia de la tierra. Fue por la pertenencia del mar. El cuarto paso lo constituye la captura del “Huáscar” que otorgó a Chile la supremacía del mar y poder imponerse en esta guerra por el desierto. Este último paso es el único que ha tenido la cobertura que merecía en las páginas de la historia de Chile.

Hay una circunstancia que amarra estos cuatro grandes hitos en el proceso de conquista del Desierto de Atacama. En el proceso que gestaría el nacimiento del Chile moderno. Del Chile minero, Del Chile cuprero. Esa circunstancia es que los cuatro hechos están ligados a Mejillones y de los cuales afortunadamente quedan valiosos vestigios que creo necesario preservar. 

LO QUE QUEDA 

Con respecto a la promulgación de la Ley de Guanos en 1842, aún luce majestuoso el hito del paralelo 23. Este fue construido en 1870 por la Comisión Pissis-Mujia para cumplir con el Tratado de 1866, que exigía conocer donde se hallaban los paralelos 23, 34 y 25 y para lo que se construyeron estas hermosas pirámides.

En el caso del descubrimiento del guano rojo por parte de Juan López en 1862 también se hallan en muy buenas condiciones vestigios de los caminos carreteros que llegaban al Morro de Mejillones.

El tercer elemento es el descubrimiento de Caracoles. Su nexo con Mejillones es que la caravana salió desde La Caleta. Soy claro en señalar que no existe ningún vestigio material en la actualidad. Lo que sí existe es el antecedente acerca de donde partieron y la ruta que siguieron.

La información es que salieron desde un galpón que mantenía la sociedad Riviere – Gana, el cual se hallaba contiguo al Edificio de la Aduana y Consulado chileno (Edificio de la Intervención Chilena) el cual fue trasladado en 1888 a Antofagasta y es el actual Museo.

Desde ese punto se dirigieron al Cerro Gordo, por lo cual es bastante fácil establecer su recorrido inicial, más aún si en el sector existe una pequeña quebrada y un lugar que era utilizado como mirador.

Junto al Consejo Patrimonial estamos haciendo gestiones para lograr que ese centenario mirador desde donde se aprecian todos estos históricos lugares sea –primero protegido- y luego habilitado.

Por último, a pocos metros de este mirador se halla el cementerio donde fue sepultado el almirante peruano Miguel Grau y los oficiales y tripulantes fallecidos a bordo del “Huáscar”.

EL CEMENTERIO DE GRAU: Desafiando el tiempo y la modernidad, que ya está próximo a cubrirlo, se encuentra el Cementerio que acogió los cuerpos del Almirante peruano Miguel Grau y otras 33 marinos y militares fallecidos a bordo del “Huáscar” aquel 8 de octubre de 1879.

En dicho lugar no se hallan cuerpos, porque fueron retirados en 1891 por la cañonera “Lima”, en una acción coordinada por los gobiernos chileno y peruano. Sin embargo, el lugar se encuentra con muy pocas modificaciones y todavía tiene una primitiva línea perimetral con piedras.

Es demasiada la historia que guarda ese lugar como para que quienes amamos el tema dejemos que se pierda con la modernidad. Es por eso que quise iniciar esta exposición con esa leyenda Mejillones, la posesión de la tierra, la posesión del mar, porque aún guarda como tesoros que nadie valora los vestigios de una historia directamente relacionada al nacimiento del Chile moderno.