Diario Electrónico de Mejillones

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Las verdades que no se dicen...

Viernes 15 de junio de 2018

Cultura

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Vestigios de las instalaciones de lo que fue la planta de la Sociedad Chilena de Fertilizantes, que explotó las guaneras hasta el año 1978.

 

Las guaneras de Mejillones... ese monumento

 nacional

 Wilfredo Santoro Cerda

La historia del Chile moderno nace cuando nuestro país integra el Desierto de Atacama como unidad económica. Ese proceso se inicia al detectarse guano en el mencionado despoblado. Y eso ocurrió en Mejillones. El hallazgo de las guaneras de Mejillones obliga a definir las etéreas fronteras entre los nacientes países, generando por parte de Chile la promulgación de la “Ley del Guano” en 1842, que deja a Mejillones en territorio chileno. El guano de Mejillones condiciona los términos del Tratado de Límites de 1866 con Bolivia y los sucesivos, motivando el desplazamiento de fronteras. El guano ocasiona la publicación del primer libro escrito en Mejillones y Antofagasta en 1863 y también la construcción del primer edificio público de ambas ciudades, que aún se halla en pie. Por último, si bien la Guerra del Pacífico fue gatillada por los 10 centavos al quintal de salitre, esa medida contrariaba los acuerdos guaníferos. Es decir, el guano fue la base de la guerra que encendió el salitre y ésta se zanjó en buena medida al frente de las guaneras, cuando se capturó al “Huáscar”.

Bien, todas estas afirmaciones tienen por fin reseñar la importancia de Mejillones en la fundación del Chile moderno. En la conquista del Desierto de Atacama. Bajo esa óptica resulta incomprensible que Mejillones no posea ningún monumento nacional. Pero más allá de la anécdota, la falta de protección está teniendo sus consecuencias.  Y se trata de un patrimonio que rebasa los intereses mejilloninos. Un patrimonio evidentemente nacional.

La verdad es que desde el siglo XIX Mejillones se vio sistemáticamente minimizado en su rol histórico. Probablemente como consecuencia de aparecer asociado a Bolivia. Todo lo contrario de Antofagasta, que se asociaba con Chile.

Ahora si somos rigurosos, Mejillones tiene un pasado netamente chileno. Su poblamiento definitivo se inició en 1862, con la instalación de una empresa chilena, en territorio chileno y amparada en un acto administrativo de cesión de terrenos del Gobierno chileno (1). No así Antofagasta, que nació en territorio boliviano, bajo acta de fundación boliviana y cuyo nombre actual fue otorgado por el mandatario altiplánico en persona (2).

No obstante durante todo el siglo XX se consumó una espontánea tendencia en el sentido de minimizar la historia de Mejillones. Sabella sintetiza magistralmente dicha visión, cuando en 1945 escribe un poema en que declara “...Mejillones carece de monumentos y de historias...” (3)

Con respecto a lo manifestado por nuestro insigne poeta, tiene toda la razón cuando dice que Mejillones carece de monumentos. Incluso ahora que han pasado más de 72 años de su enunciado... pero cuando dice que Mejillones no tiene historia... bueno... al menos da para conversarlo. 

EL IMPACTO DE LA LEY DEL GUANO

Hay un acto legislativo al cual aún no se le ha otorgado el debido valor. Se trata de la Ley promulgada el 31 de octubre de 1842, firmada por el Presidente Manuel Bulnes y que en su artículo 1 establece: “Se declaran de propiedad nacional las huaneras que existen en las costas de la provincia de Coquimbo, en el litoral del desierto de Atacama...” (4).

Si bien ese cuerpo legal no habla de paralelo 23 ni de Mejillones, el Estado chileno había solicitado previamente una inspección entre los paralelos 23 y 30 buscando específicamente guano. Tal comisión detectó la extracción de guano blanco que se hacía en Mejillones –específicamente Latrille y Garday-. Ante eso el Estado decidió que la existencia de tal riqueza ameritaba que se aclarara la propiedad de tales territorios, emitiendo el decreto correspondiente. De allí la utilización del concepto “litoral del desierto de Atacama”, que en términos prácticos se tradujo en que la frontera norte de Chile era Mejillones o –más preciso aún- el paralelo 23.

En síntesis, la “Ley del guano” –como se conoció este cuerpo legal- definió como chileno el Desierto de Atacama. Sin embargo nadie parece acordarse de tan trascendente hecho. Solamente en Mejillones el Consejo Patrimonial ha instituido el 31 de octubre como el “Día del Desierto de Atacama”, en conmemoración de la promulgación de la Ley del Guano. “El día en que nació el Chile moderno” gustan de decir.

 LAS GUANERAS DE MEJILLONES

Las guaneras de Mejillones es un término bien amplio. Desde la época prehispánica a 1862 puede aplicarse a toda la costa de la Península de Mejillones. Pero desde 1862 se circunscriben al cono superior del Morro de Mejillones. La razón es que un personaje mítico descubre allí por primera vez guano rojo. Tras décadas de explotación de guano blanco y ya agotado este producto Juan López descubriría en 1862 una gigantesca veta de guano fosilizado, conocido como guano rojo (5).

¿Cuáles fueron las consecuencias de este descubrimiento? La primera es el poblamiento de Mejillones con la cesión de terrenos a la Sociedad López, Torres, Garday ya detallada. Pero hay una segunda consecuencia: la reacción de Bolivia al considerarse desfalcada por la eventual explotación de nuevas riquezas en territorio que consideraba propio.

El descubrimiento de las covaderas de Mejillones por Juan López -al cual la historia apodó como “El chango López”- traería asociadas diversas acciones. Todas ellas tienen relevancia nacional. A continuación pasaremos a revisar cada una de ellas. Debemos tener presente que éstas se suman a las dos primeras ya tratadas: 1.- el descubrimiento del guano blanco produjo en 1842 la promulgación de la Ley del Guano y la definición del Paralelo 23 como la frontera norte de Chile mientras que 2.- el descubrimiento del guano rojo generó en 1862 la fundación de Mejillones, que hasta ese entonces había sido una inmensa y maravillosa rada que –exceptuando los changos- no tenía habitantes radicados definitivamente.

Consecuencia 3.- Siguiendo el orden sugerido el siguiente impacto es la firma del Tratado de Límites de 1866 (6). Mediante este instrumento Chile modificó su frontera norte unos 105 kilómetros, retrocediendo desde Playa Grande, en Mejillones, hasta pasado Punta Jara -o Playa Escondida- en Antofagasta. Eso en la práctica significó arriar la bandera chilena en Mejillones e izar la boliviana. Antofagasta no existía. Había un naciente campamento denominado La Chimba o Peña Blanca, habitado por Juan López y donde comenzaban a llegar José Santos Ossa y sus hombres.

El Tratado de 1866 fija como frontera el paralelo 24 pero establece una zona económica común entre los paralelos 23 y 25 –es decir entre Mejillones y Paposo- en las cuales ambos países se repartirán las utilidades del “guano descubierto en Mejillones” como cualquier otro yacimiento de dicho abono que se descubra en la zona. Agrega también en forma general “los minerales”.

Lo cierto es que ese Tratado se hizo impracticable. Uno de los motivos fue el descubrimiento del mineral de plata de Caracoles en 1870, que quedó dentro de la zona económica común. Como el Tratado de 1866 se había gestado en torno al guano se produjeron muchas interpretaciones que obligaron a reemplazarlo por un instrumento más preciso. Este fue el Tratado de 1874.

Dicho tratado eliminó la “medianería” o zona económica común. Estableció como límite único el paralelo 24. De esta forma Bolivia obtenía para sí todos los derechos económicos de la franja territorial entre el paralelo 23 y el 24. Cabe hacer notar que en dicha área se hallaban las Guaneras de Mejillones y los yacimientos de plata de Caracoles. Chile pidió  sólo dos cosas para salvaguardar las inversiones realizadas por sus empresarios en dicho territorio: el compromiso de no alzarle los impuestos durante 25 años y ...mantener la repartición de utilidades o “medianería” para el caso del guano. Para ser más explícito, en el tratado limítrofe de 1874 con Bolivia el Gobierno chileno defendió el guano por sobre la plata y una incipiente minería del salitre (7).

Lo demás es historia conocida. Bolivia no respetó lo firmado. A sólo 4 años del acuerdo estableció un impuesto adicional de 10 centavos al quintal de salitre. Chile realizó los reclamos correspondientes pero Bolivia mantuvo una obstinada negativa de eliminar dichos impuestos, la que reforzó rematando las salitreras. El mismo día del remate Chile procedió a recuperar los territorios previamente cedidos, al considerar anulado por incumplimiento el Tratado de 1874. De allí vino la guerra, a la cual fue arrastrado Perú por mantener una alianza defensiva con el país altiplánico. Todo archiconocido. Lo que se olvidó fue la importancia del guano en este conflicto.

Bien. De esta forma tenemos los tres pilares fundamentales para señalar que las Guaneras de Mejillones son la base del nacimiento del Chile moderno y que por ese sólo hecho ya debieran estar consideradas como monumento nacional. 1.- Las Guaneras de Mejillones motivan la promulgación de la “Ley del Guano”, que define como frontera el paralelo 23. 2.- El descubrimiento de guano rojo por parte de Juan López en 1862 propicia la fundación de Mejillones y 3.- La firma de los Tratados de Límites de 1866 y 1874 con Bolivia -promulgados para resolver el negocio del guano- terminan en la Guerra del Pacífico.

 UN LIBRO Y UN EDIFICIO BIEN ESPECIALES

Sin embargo hay dos consecuencias un poco más sutiles. La primera: el primer libro publicado exclusivamente acerca del acontecer de una localidad de la actual Segunda Región.

“Las Huaneras de Mejillones”, verdadera joya literaria que narra la epopeya del guano.

“Las Huaneras de Mejillones” salió a la luz en 1863, como respuesta a otro libro que tiene todo para discutirle supremacía en antigüedad. Se trata del “Depósitos de guanos de Mejillones”, del ingeniero Luis Larroque, que también salió ese año... pero antes.

Personalmente he omitido tal libro porque –aunque fue publicado- se trataba de un informe técnico enviado al ministro de Hacienda de la época. Por lo tanto su lenguaje es especializado y omite las descripciones. Las “Huaneras...” en cambio -que también es un informe técnico- menciona personajes, describe situaciones y habla acerca de las proezas de un pionero que no ha sido debidamente resaltado a nivel nacional: Juan López.

Rara vez se tiene la posibilidad que el principal defensor de un lugar pueda ser un personaje casi mítico, que murió hace más de un siglo. Y que lo haga a través de un libro que tiene exactamente el nombre de lo que se quiere preservar “Las guaneras de Mejillones”. Pero en definitiva, el primer libro escrito en la zona fue un libro guanero.

Por último, me referiré a un tema que me parece casi gracioso. Toda la inmensa historia que yace en las Guaneras de Mejillones no ha sido considerada para que tal lugar sea declarado monumento nacional (bueno... hasta ahora nadie lo ha pedido... reconozcámolo)... pero la aduana guanera que fue sacada desde Mejillones y llevada a Antofagasta... sí es monumento nacional.

El actual Museo Regional de Antofagasta fue parte integral de las Guaneras de Mejillones y es el edificio más antiguo de ambas ciudades. Paradojalmente el edificio que se yergue en Antofagasta es monumento nacional mientras que las Guaneras en Mejillones no lo son.

 

¿Pero cómo? ¡Claro! El actual Museo Regional ubicado en la esquina de calle Bolívar y avenida Balmaceda no es ni más ni menos que la Aduana interventora que el Tratado de 1866 obligó a construir. Allí se debían repartir las utilidades del negocio de las Guaneras de Mejillones entre Bolivia y Chile. El edificio se construyó en Mejillones en 1869 y es trasladado a Antofagasta en 1888, tras el incendio de la aduana local. ¡Ojo! actualmente dicho edificio es el más antiguo de Antofagasta y de Mejillones, ya que su data original es 1869. Ese es el segundo alcance, tan sutil como importante: el edificio más antiguo de la zona pertenece a las Guaneras de Mejillones. 

¿QUE SERÁ DE AQUEL MÁGICO LUGAR?

¿Y que será de aquel lugar que generó la “Ley del Guano”, que hizo que Chile llegara al paralelo 23, que obligó a fundar Mejillones, que fue el origen de toda aquella arquitectura jurídica internacional que llevó a la Guerra del Pacífico? ¿Revisemos?

En los faldeos del Morro de Mejillones se halla “La Caleta”. Fue el casco urbano fundacional de esta ciudad. Actualmente funciona allí una empresa de algas. En esa área se levantaba majestuosa la Aduana interventora, que actuaba como consulado chileno.

Restos de lo que fue conocido en Mejillones como el “Cementerio Boliviano”. Éste se hallaba en los faldeos del cerro y ahora está convertido en cantera, como lo muestra la elipse de la foto inferior. Los intereses económicos han predominado sobre los aspectos históricos.

Ahora los faldeos de ese cerro han sido carcomidos por agresivos trabajos de canteras. Tales canteras han barrido con lugares históricos, como el camposanto que se hallaba en el lugar, conocido como “Cementerio boliviano”. En los años 60 todavía existían allí rejas mortuorias y una gran cruz de madera que lo identificaba como sitio de descanso eterno. Las empresas removieron la tierra. La cruz fue sacada y llevada a “La Rinconada” donde terminó en fogata para juerga playera.

Toda la zona que rodea el “Cementerio de Grau” es foco de microbasurales. Zona que amenaza cada momento convertirse definitivamente en basural, ya que hasta autos en chatarra llevan al lugar. La protección que se hizo al “Cementerio de Grau” no ha evitado que inescrupulosos se hagan presentes con detectores de metales, para ver si pueden saquear un patrimonio que es nacional.  

Lo que realmente constituye un monumento nacional actualmente está siendo usado no sólo como cantera, sino también como basural, como se puede apreciar en esta foto.

 

DIGA “PUNTA CUARTEL”

En el plano inmaterial también se pueden advertir daños enormes. Daños en los cuales la comunidad se involucra sin saber. El caso más patético es la utilización del nombre “Punta Rieles” para una playa que realmente se llama “Punta Cuartel”. Y dicho nombre tiene su origen en 1845 cuando el capitán Roberto Simpson levantó un cuartel o fortín a objeto de defender la soberanía chilena en Mejillones (8). Punta Rieles es el nombre de una empresa de algas que se instaló allí cerca de 1980, dejando el lugar al poco tiempo y por defecto sus trabajadores comenzaron a llamarla así. Otro daño patrimonial de idéntica índole avanza con “Caleta Ño Robles”, que al igual que “Punta Cuartel”, está siendo llamada “Ancora” debido la corta estancia de una empresa de algas con ese nombre instalada ocasionalmente hace más de 30 años.

 

El Consejo Patrimonial de Mejillones expuso ante el Concejo Municipal su iniciativa de preservar las Guaneras. En la fotografía la coordinadora de Monumentos Nacionales para la Región de Antofagasta (año 2017): María Delia Alarcón, entrega información acerca del procedimiento.

 

De allí que el Consejo Patrimonial de Mejillones haya tomado la decisión de solicitar que el área ocupada por las Guaneras de Mejillones sea declarada Monumento Nacional. Tal iniciativa cuenta con el apoyo de prestigiosas instituciones. Es de esperar que prospere y podamos rescatar una zona que debiese ser un santuario histórico y lamentablemente está convertido en zona de canteras y basurales.

Nuestra intención no es contrariar al querido maestro Andrés Sabella ni su hermoso poema escrito en 1945, Pero Mejillones sí tiene historias y con el favor de Dios... tendrá monumento.   

BIBLIOGRAFÍA 

1.- “Las huaneras de Mejillones”, Sociedad Torres, López, Garday, año 1863, segunda edición, Antofagasta, Emelnor Editores, año 2012, página 66. 

2.- “Narraciones Históricas de Antofagasta”, Isaac Arce, Antofagasta, Lama Industrial S.A., 1997, (reedición de original de 1930), página 109.

3.- "Chile, fértil provincia", Andrés Sabella, Santiago, Editorial Zig Zag, año 1945.

4.- “Boletín de las leyes y de las órdenes del Gobierno”, tomo tercero, Valparaíso, Imprenta del Macuao, Año 1846, páginas 445.

 5.- “Las huaneras de Mejillones”, Sociedad Torres, López, Garday, Año 1863. Segunda edición, Emelnor Editores, año 2012, página 18. 

6.- “Colección de Tratados celebrados por la República de Chile con los estados estranjeros”, tomo II, Santiago de Chile, Imprenta Nacional, Año 1875, página 49.

 7.- “Colección de Tratados celebrados por la República de Chile con los estados estranjeros”, tomo II, Santiago de Chile, Imprenta Nacional, Año 1875 página 142. 

8.- “Viage al Desierto de Atacama”, Rodulfo Phillipi, Sajonia, Librería de Eduardo Antón, 1860, página 33.