Diario Electrónico de Mejillones

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Las verdades que no se dicen...

17 de julio de 2018

Cultura

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¿Quién le sopla los nombres a Vialidad?

 ...¿el Chavo?

  Wilfredo Santoro Cerda

     Quizá muchas personas no sepan cual es la ruta B – 268. Esta se halla en la Península de Mejillones y conduce hacia Punta Angamos. Se trata de una zona que en estos momentos está siendo solicitada como monumento nacional, ya que allí radica la historia de las guaneras y también de la conquista del Desierto de Atacama.

     Antes de 1842 la frontera norte de Chile era difusa. La Constitución chilena decía que su límite norte era “el Desierto de Atacama”. La de los países vecinos sencillamente no decía nada sobre esos límites. Antes de 1842 existía un inmenso despoblado desde la chilena Caldera hasta la boliviana Cobija. Se trataba de una zona extremadamente árida donde no había ninguna riqueza conocida que impulsara su poblamiento ni su reclamo territorial. Bolivia daba por hecho que llegaba hasta Caldera y Chile que llegaba hasta Cobija. Ambos tenían cédulas reales que ratificaban su postura.

     En el plano económico  -además de los típicos metales- había un recurso natural que estaba siendo comprado a precio de oro por las potencias europeas. Se trataba del guano, usado como fertilizante y pieza vital en la economía del Perú.

     Fue el descubrimiento de este elemento y no otro el que otorgó valor a la costa del Desierto de Atacama. En 1841 el industrial francés Domingo Latrille comienza la explotación de guano blanco en las inmediaciones de Punta Angamos. Chile envía una expedición a evaluar la riqueza que contenía la costa de este desierto y al constatar que había guano, el presidente Manuel Bulnes detecta la necesidad de establecer caramente cuales eran los verdaderos límites de Chile. El 31 de octubre de 1842 promulga la “Ley del guano” que “declara de propiedad nacional las guaneras que existen ... en el litoral del Desierto de Atacama”. De esta forma fija como límite el paralelo 23, que pasa al norte de Mejillones.

     Como consecuencia de esta normativa legal y ante acciones bolivianas, en 1846 Chile iza su bandera y construye un cuartel en una playa aledaña a Punta Angamos, que desde esa fecha pasa a ser conocida como “Punta Cuartel”.

     Si bien existe diversidad de playas y lugares entre Mejillones y Punta Angamos, hay tres nombres que perduraron en el tiempo: “Punta Cuartel”, “Playa Blanca” y “Caleta Ño Robles” o sencillamente “Caleta Robles”.

     Los mejilloninos sobre los 50 años pueden recitar de memoria los nombres de los lugares entre Mejillones y Punta Angamos. Está “La Rinconada”, “El Búho”, “La Puntilla”, “Paso Malo”, “Piedra de la Muerte”, “Buques”... etc.. pero el mejillonino común y corriente sabía a menos dos: “Punta Cuartel” y “Playa Blanca”. Esos son lugares insignes y parte de la identidad local.

UNA RUTA QUE VIALIDAD NO SABE DONDE LLEVA

     Bien. La famosa Ruta B – 268 te lleva precisamente a dos lugares específicos: te lleva a un mirador que se hizo sobre “Punta Angamos” y hay un desvío que te lleva hacia playa “Punta Cuartel”. Nada más. No tiene otros destinos porque en la actualidad no hay carretera que te lleve a “Playa Blanca”

La Ruta B - 268 conduce al Mirador de Punta Angamos y a Punta Cuartel. No conduce a Playa Blanca

     Sin embargo la Ruta B – 268 tiene una señalética que muestra al menos cinco letreros con información absolutamente falsa, que en lugar de orientar tiende a confundir y –peor aún- a dañar no sólo la identidad mejillonina, sino la historia del país.

    La situación es que la Ruta B – 268 llega a “Punta Cuartel”, ese lugar de profundo significado histórico y que está guardado en el corazón de los antiguos mejilloninos. Pero los carteles no dicen “Punta Cuartel”, dicen “Punta Rieles”.

     ¿Por qué dicen “Punta Rieles”? ¿qué es Punta Rieles? Bueno. En primer lugar no existe ningún lugar geográfico llamado “Punta Rieles”. “Punta Rieles” fue una empresa acuícola que se instaló en “Punta Cuartel” durante el año 1980. Tuvo una corta vida en el lugar y algunas personas vinculadas a esa empresa continuaron usando ese nombre comercial.

     A quienes tengan un espíritu más crítico yo les invito a que busquen una referencia acerca de “Punta Rieles Mejillones” que sea anterior a 1980. No existe ninguna porque hasta esa fecha ese nombre no existía. Ahora, si colocan “Punta Cuartel Mejillones” verán la diferencia.

¡SE EQUIVOCARON DE PLAYA!

     Si bien colocar el nombre de un lugar que no existe para hacer desaparecer un nombre lleno de identidad e historia es grave, no es el único error garrafal que cometió la Dirección de Vialidad con esos letreros. Hay un segundo error tan grave como el primero: ubica a “Playa Blanca” en “Punta Cuartel”. De hecho los letreros dicen que la Ruta B – 268 conducen a Playa Blanca en circunstancias que eso es totalmente falso. Por último, ya en “Punta Cuartel” hay un letrero enorme que identifica una mitad de “Punta Cuartel” como “Playa Blanca” y la otra mitad como “Punta Rieles”. De esta manera, terminan justificando toda su mentirosa señalética rebautizando un lugar histórico con el nombre de lo que fue una empresa y con una playa que se encuentra muy lejos de allí.

Esto no es ni "Playa Blanca" ni "Punta Rieles". Se llama "Punta Cuartel". "Punta Rieles" es el nombre de una empresa que funcionó allí en 1980 y "Playa Blanca" es un lugar que se encuentra bastante lejos, en dirección opuesta a lo que dice la flecha.

     Como Presidente del Consejo Patrimonial de Mejillones hice una visita inspectiva por el lugar. Me hice acompañar por la Consejera Nacional del Consejo de Sociedad Civil de la DIBAM, Anita Olivares Cepeda, para que actuara como ministro de fe. Me llama poderosamente la atención la poca pulcritud que tiene la Dirección de Vialidad para colocar letreros. ¿No existen procedimientos de verificación? ¿No existen protocolos? ¿A quien le pregunta Vialidad? ¿a algún niño que va pasando? ¿a algún colombiano?

La Consejera Nacional de DIBAM Ana Olivares Cepeda participó en esta inspección como ministro de fe.

     Más allá de la anécdota aquí hay mucho en juego. En primer lugar está la identidad de Mejillones. “Punta Cuartel”, además de ser un nombre histórico, es un nombre alojado en el corazón de los mejilloninos que poblaron esta ciudad en el siglo XX. Aquellos que fueron a las escuelas tradicionales: la 19, la 20, la 21 y la 26. Porque “Punta Cuartel” fue el destino de los paseos escolares. El destino de los paseos familiares en lancha. Y como segundo motivo está la historia de Chile. Porque en “Punta Cuartel se comenzó la historia chilena por consagrar las costas de este Desierto de Atacama como parte de nuestro país.

     Por eso ya es momento de remover esos inadecuados carteles y que los nombres auténticos y brillantes vuelvan en gloria y majestad. Que los letreros anuncien que el destino de la Ruta B – 268 es “Punta Angamos” y Punta Cuartel”.