Diario Electrónico de Mejillones

Fundado el 2 de noviembre del 2001

Las verdades que no se dicen...

Cultura

Volver a la página principal

Concurso de cuentos UCN... ¡que falta de seriedad!

Wilfredo Santoro Cerda

Rara vez una institución ha dado tantas señales de poca seriedad y falta de profesionalismo como ha ocurrido con el único concurso de cuentos que hay en la región. Y eso que lo organiza una universidad, que se supone debe transmitir precisamente lo contrario: profesionalismo y acuciosidad. Más aún si se trata de una universidad católica, como la UCN, que se espera entregue también valores.

Cualquiera que lea esta introducción pensará “este sujeto participó y perdió”. Bueno. ¡Sí! ¡es cierto! Participé y perdí. Pero como todo perdedor, diré que eso no es lo importante. Que lo importante es lo que queda. Así que argumentaré cada una de mis críticas cuidadosamente, para que el lector decida.

Primero: las bases del concurso establecían que los trabajos debían ser enviados por correo certificado. No obstante, después de cerrado el plazo ellos no informan si recepcionaron o no los trabajos. Pasada una semana yo llamé al Departamento de Extensión de la UCN para hacer la consulta y ¡no sabían si habían recibido mi cuento o no! Entonces ¿para que sirve la certificación de correos? La funcionaria que me respondió el teléfono manifestó “para nada. Ud. debe confiar en Correos. No hay forma de saber si llegó su trabajo o no” (Confiar en Correos... en circunstancias que ellos perdieron un sobre con documentación de Azotacalles por la cual pagamos el doble de la certificación y jamás obtuvimos respuesta).

Segundo: Las bases del concurso decían que los resultados se darían a conocer en septiembre. ¿Saben cuando se supieron? a fines de noviembre... ¡dos meses después! Aburrido de consultar a Extensiones de la UCN acerca de los resultados, le conté de esto a una persona cercana. Esta mandó una carta a El Mercurio, reclamando por esta falta de respeto de la UCN. Bueno. Naturalmente El Mercurio no la publicó, pero a los dos días publicó una nota, informando que ya se habían entregado los premios. No dice cuando se habían entregado.

Tercero: no recibí notificación alguna informando mi calidad de participante, lista de ganadores y menos invitación a esa misteriosa entrega de premios, a pesar de ser uno de los esforzados y anónimos participantes de ese esquivo y veleidoso concurso.

Cuarto: el jurado siempre es mi amigo y todopoderoso crítico literario Sergio Gaytán Marambio. Siempre lo acompañan en esos jurados gerentes, directores y decanos cuya especialidad no es la literatura. Es tan evidente la diferencia de nivel entre Gaytan y sus conspicuos y ocasionales colegas jurados literarios que es evidente que la única opinión que pesa es la de Sergio. Y eso es malo. No es posible que mediante los concursos la panorámica literaria de Antofagasta esté dominada por una sola persona, por muy capaz que sea.