Diario Electrónico de Mejillones

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Las verdades que no se dicen...

Jueves, 18 de diciembre de 2014

Cultura

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ARRIBA: Aunque la Armada lo anuncia como "Área de ejercicios", atrás se puede ver que es un camping faenero coreano. DERECHA: Hasta la señalética vial se rinde al dinero del país oriental.

Señalización vial en su idioma y cementerio de Grau su campamento faenero

El alma de Mejillones en manos de coreanos

Wilfredo Santoro Cerda

         Aunque parezca increíble,  una de las zonas  de mayor significado histórico para Chile se encuentra convertida en dormitorio para faeneros coreanos. A pesar de todos lo mecanismos creados para cautelar nuestra historia. A pesar de que tal zona depende de la Armada de Chile y  se halla urbanísticamente bajo la fiscalización  de la Municipalidad de Mejillones, el dinero ha socavado todas estas protecciones, logrando que los responsables -con grados militares y cargos políticos- terminen renunciando al compromiso con Chile y se rindan al financiamiento del país oriental.

         El sitio en cuestión es La Caleta, ubicado en Mejillones, al poniente del Campingo Codelco. La importancia histórica de dicha zona es incuestionable, ya que allí se situaron al menos tres hechos capitales en la formación del Chile moderno: el descubrimiento de guano rojo en 1862, la salida  de la caravana que descubrió el mineral de plata de Caracoles, en 1870 y la sepultación del Almirante Grau y su fallecida tripulación del Huáscar, en 1879. 

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE “LA CALETA”? 

         El descubrimiento del guano rojo en Mejillones durante 1862 fue fundamental para gatillar la Guerra del Pacífico en 1879.  En primer lugar, el guano era más importante que el salitre antes de 1870. Chile no tenía guano y fue este descubrimiento –realizado por Juan López- el que  reavivó las disputas entre Chile y Bolivia por Mejillones, generando una arquitectura de tratados que llevarían finalmente a la guerra.  Es cierto que  el guano blanco se explotaba desde 1837, pero este se hallaba en poca cantidad y ya se había acabado en 1857. También es cierto que la guerra propiamente fue generada por los 10 centavos de impuesto al salitre, pero una revisión detallada de los tratado permite establecer que estaban dirigidos al guano y no a la naciente industria del salitre.

         Un segundo hecho de impacto histórico nacional fue la partida desde La Caleta de la mítica caravana liderada por el “Cangalla” Méndez y que descubriría el mineral de plata de “Caracoles”. Por iniciativa del  Barón de la Riviere, fascinante personaje digno de novela y su socio chileno José Díaz Gana. Este descubrimiento sería crucial para nuestro país, ya que “chilenizó” el Desierto de Atacama, convirtiendo a Antofagasta (y no a Mejillones) en una ciudad prácticamente nuestra.

         Por último, cuando las armas tuvieron que hablar, sería Mejillones el escenario donde se comenzaría a definir el curso de la guerra. Con la captura del Huáscar Chile se adueñó de las costas del Pacífico, pudiendo desarrollar tranquilamente su campaña terrestre. Los restos mortales del insigne almirante peruano, Miguel Grau, junto a los tripulantes del Huáscar que cayeron junto a él fueron sepultados en Mejillones, precisamente en el cementerio de La Caleta. 

¿QUE QUEDA DE TODO ESO?

          Hasta el 2011 esta zona se había mantenido milagrosamente casi sin intervención, excepto por la presencia de un campamento coreano, perteneciente a una empresa internacional que levantó una termoeléctrica.

         Por más de un siglo, toda intervención en La Caleta estuvo dada por el campamento de la Sociedad Chilena de Fertilizantes (que paró en 1978) y galpones pertenecientes a la Armada de Chile, que hasta fines de los 80 fueron custodiados por algunos infantes de marina.

         Gracias a esto, se pudo preservar el Cementerio del Huáscar, como también valiosa información ya arqueológica enterrada en las inmediaciones. Todo esto habla del Mejillones del siglo XIX, tema que aún no ha sido debidamente estudiado. 

VESTIGIOS Y PERSONAJES ESPECTACULARES

          En La Caleta se halla una serie de elementos históricos de tremendo valor no sólo para Mejillones, sino para el país. El más evidente es el cementerio del Huáscar. En segundo lugar están las tres cuadras que el gobierno chileno entrega en 1862 a la sociedad conformada por Juan López, Matías Torres y Juan Garday. Estas constituyen el casco urbano fundacional de Mejillones. Aún quedan vestigios del lugar desde donde partió la caravana del “Cangalla” Méndez a descubrir la fabulosa mina de plata que dio vida al norte chileno.

         No puedo evitar consignar la cantidad de personajes que habitaron La Caleta entre 1862 y 1874.  En 1862 tuvo su vivienda y oficina Juan López, que la historia chilena –dominada por sus enemigos- estigmatizó como “Chango” López. En 1868 se apersona a vivir Henry Arnous Riviere, el Barón de la Riviere, capitán del Ejército francés, desaforado aventurero que iba de la gloria a la miseria sin pasos intermedios. Detrás de él –en 1869- llegó José Díaz Gana. Al año siguiente arribaría otro francés: el ingeniero Andrés Bresson, hombre brillante que con la misma maestría que hacía planos ferroviarios escribía apasionadamente sobre Mejillones en “Le Monde de Paris”. Dejaría para la posteridad su definición sobre la bahía de Mejillones “No la hay más hermosa y más hospitalaria en toda la costa occidental de la América del Sur”. No todos vivirían en tierra. En 1874 pasaría el mayor tiempo de ese año en Mejillones un joven oficial, pero a bordo de la Esmeralda. Su nombre era Arturo Prat y confiesa que prefería no bajar, por no caerle en gracia los habitantes de La Caleta.

         Toda esa inmensa historia estuvo allí, habitando esos paisajes esplendorosos. Cualquier persona que va a “La Rinconada” se da cuenta que no está en un lugar cualquiera... está en La Caleta. 

SOLICITUD DE ZONA PATRIMONIAL

                  Todos estos elementos me impulsaron –el 2011- a solicitar al Concejo Municipal de Mejillones que declarara La Caleta como zona patrimonial. Lo hice en compañía de mi amigo Florentino Novoa Saavedra y después de haber publicado el libro “Poetas y pioneros”. Lo hicimos bajo el patrocinio de la “Escuela Literaria Azotacalles”, de la cual en ese entonces éramos directivos con Novoa. Expusimos en sesión oficial  del  4 de agosto del 2011, presentamos este video y dicha reunión generó una acta formal. También solicitamos que algunas calles de nuestra ciudad fueran bautizadas con los nombres de estos pioneros. Nombres como Juan López, Matías Torres, Juan Garday, Barón de la Riviere, André Bresson, José Díaz Gana o “Cangalla” Méndez,  o héroes y personajes que no siendo de los nuestros, forman parte de nuestra historia, como Almirante Grau o Mariano Melgarejo (Presidente boliviano que fundó oficialmente Mejillones). 

         Una vez dados a conocer  todos esos vitales antecedentes históricos, nosotros solicitábamos que tal área fuera definida en el Plano Regulador como “área patrimonial” y que su uso de suelo estableciera que podían ser usadas exclusivamente como centros de estudios superiores.. La intención era que –como ciudad- desde ya fuéramos previendo las futuras zonas universitarias y que mejor que estos lugares repletos de historia. 

         Nunca tuvimos una respuesta del Concejo Municipal. No fue considerado ninguno de los nombres propuestos para las nuevas calles. La acogida fue nula. Pero lo más irritante para mi fue que se comenzó a intervenir la zona que nosotros habíamos solicitado fuera considerada “patrimonial”.        

POSTURA DE LA ARMADA DE CHILE

          Sabiendo que tales terrenos dependían de la Armada de Chile, me dirigí al Almirante don Enrique Larrañaga Martin, en carta fechada el 22 de noviembre del 2013. Recibí una respuesta firmada por el Contralmirante don Rodrigo Alvarez Aguirre que –en síntesis- reconocía que dichos terrenos habían sido arrendados por la Dirección de Bienestar Social de la Armada, debiendo los arrendatarios cumplir con lo indicado en el Plano Regulador de Mejillones. 

         Ahora bien, todo lo señalado hasta el cansancio se manifestó dramáticamente el 27 de julio del 2014, cuando trabajadores hallaron osamentas humanas. Estas correspondían al histórico Mejillones del siglo XIX, cuyo estudio aún no se realiza. Se trataba del Cementerio de La Caleta, en una de cuyas secciones estuvo sepultado Grau. La empresa recibió una multa, pero los trabajos siguen. Todo indica que la próxima vez que aparezcan restos óseos o algún elemento arqueológico, serán muy cuidadosos para revelarlo.

 

EL PLANO REGULADOR

 

         ¿Qué dice el Plano Regulador de Mejillones con respecto a esa área? Claramente no se trata de terrenos destinados a la industria ni tampoco a viviendas para trabajadores extranjeros. ¿Por qué tienen tantas facilidades los coreanos con nuestras autoridades? De partida, conseguir que la misma Armada les arriende el cementerio donde fue sepultado Grau.... bueno... eso no es frecuente. Más aún si esos terrenos no habían sido arrendados a nadie.. nunca. Ahora ¿Por qué el municipio de Mejillones otorga tantas facilidades para la instalación de los coreanos? Porque parece evidente que están vulnerando su propio Plano Regulador ¿quien fiscaliza? ¿Que hacen los concejales al respecto? ¿quien se preocupa de los intereses de los mejilloninos y no de los señores coreanos?

 

         Porque una cosa es que nuestras autoridades otorguen facilidades a las empresas y otra muy distinta es que tengamos letreros camineros en coreano y que nuestro municipio quebrante su propio plano regulador y convierta en zona de campamentos faeneros coreanos nuestros lugares más preciados.

 

              Llama la atención este tema de los letreros viales en coreanos. No existe ningún motivo plausible para que existan. En primer lugar, porque se trata de signos "Pare", cuyos códigos son internacionales. No hay nada más obvio que un signo "Pare", en cualquier idioma que se encuentre.

 

           ¿Por qué esta forzada transculturización? Por qué imponernos las "Pare" en coreano? ¿por qué entregar el cementerio de Grau para campamentos faeneros coreanos?. Obvio... por dinero. Es obvio que Mejillones se está vendiendo sin importar para nada su cultura y sus habitantes, pero... ¿adónde está llegando ese dinero? ¿Quién está cobrando por la dignidad y la cultura de este trozo de la historia chilena? ¿la Dirección de Bienestar Social de la Armada? ¿la Ilustre Municipalidad de Mejillones? ¿otros? Al menos los dos primeros organismos mencionados son los que aparecen como responsables.

 

           En esta oportunidad los concejales ni siquiera podrán apelar a falta de información ya que existen documentos fidedignos, como su acta del 4 de abril del 2011, en que se advierte con la debida anticipación de la importancia histórica de La Caleta y de la conveniencia cultural de transformarla en Zona Patrimonial. Sería bueno que alguna vez tuviesen la grandeza de entregar una respuesta.

 

Con el marco majestuoso de la Punta Angamos, el cementerio de Grau es invadido por la modernidad de faeneros coreanos.