Diario Electrónico de Mejillones

Fundado el 2 de noviembre del 2001

Las verdades que no se dicen...

Sábado 22 de abril de 2017 Cultura

Volver a la página principal

 

Las guaneras de Mejillones fueron explotadas oficialmente hasta 1978 a través de la Sociedad Chilena de Fertilizantes. Al cerrar esa empresa se terminó un capítulo en la historia de Chile (Foto de la derecha tomada por Yerko Radic Allíu).

 

HISTORIA DEL GUANO ROJO Y SU IMPACTO EN EL POBLAMIENTO DEL DESIERTO DE ATACAMA

 Wilfredo Santoro Cerda

          Existe una palabra que ya no se utiliza. Peor aún, que se asocia a algo desagradable. Esa es la palabra guano. Está ligada a otras palabras que ya definitivamente no se conocen. ¿Quien emplea la palabra “covadera”? ¿alguién sabe lo que significa? No obstante el desarrollo económico del norte chileno tiene su origen en lo que fue la historia del guano. Una historia plagada de situaciones y personajes fascinantes... una historia que llevó a la guerra a tres países. Una historia que cambió a Chile de campesino a minero y que hoy yace en el más absoluto olvido.

         Etimológicamente -como es usual aquí en el norte- la palabra guano proviene de nuestro idioma imperial sudamericano: el quechua. De la palabra “wanu”. Así al menos lo afirma el diccionario de la Real Academia Española, el otro imperio que nos absorbió.

         El guano no es más ni menos que el excremento de las aves marinas. El lugar donde existen concentraciones de este producto se denomina covadera. Estas defecaciones en lugar de ser un producto indeseable demostraron tener propiedades fertilizantes para la agricultura. Tal ventaja fue descubierta por los pueblos prehispánicos, que desde la costa la transportaron hacia el interior para potenciar sus cultivos.

SIGLO XIX: LA "ERA DEL GUANO"

         Perú descubrió tempranamente las potencialidades del guano. De hecho el período entre 1840 y 1870 suele ser definido en ese país como “la era del guano” por la importancia económica que adquirió tal negocio. Los países europeos tenían campos desgastados y este nuevo elixir les brindaba la posibilidad de reforestar. La puesta en mercado de este revolucionario producto traído de las Américas y su efecto rejuvenecedor en los campos europeos hizo que su cotización se fuera a las nubes. El guano fue el salitre del siglo XIX. La fuente de este tesoro: las Islas Chinchas y un poco más atrás la costa de Tarapacá, con Pabellón de Pica y una serie de caletas que cobraron gran importancia.

Cuando comienza la explotación del guano, en 1840; los países eran bastantes jóvenes y sus fronteras no estaban debidamente delimitadas. Chile tenía 22 años de vida republicana, Perú 19 y Bolivia 15. El Desierto de Atacama estaba habitado solamente por su población aborigen (atacameños y changos) y no había sido colonizado. Bolivia tenía presencia en Cobija mientras que Chile ejercía soberanía administrativa sólo hasta Caldera.

Si bien en 1840 las única población costera existente entre Cobija y Caldera era los changos, Chile consideraba como propio el “Despoblado de Atacama” reconociéndole únicamente Cobija a Bolivia. A la inversa, Bolivia consideraba como propio todo el referido desierto hasta Copiapó, aunque no hubiese un habitante altiplánico en tal zona.

Mientras no hubo atisbo de riqueza ni afanes de colonización, la situación se mantuvo status quo. ¿Que rompió esa tranquilidad? precisamente el descubrimiento de guano por parte de un frances. En 1841 Domingo Latrille descubrió guano en la cara occidental de la Península de Mejillones, gestionando su explotación ante las autoridades bolivianas. Esto en consideración a su proximidad con el vecino país.

SE DICTA LA LEY DE GUANO

El descubrimiento de tal riqueza fue mirado con recelo por parte de nuestro gobierno, ya que de acuerdo a sus cálculos Mejillones era territorio chileno. Para zanjar cualquier duda el presidente Manuel Bulnes decreta una ley que declara de propiedad nacional las guaneras existentes en el litoral del Desierto de Atacama. Era el 31 de octubre de 1842.

Lo que descubrió Latrille en el lado norte de la Península de Mejillones fue guano blanco. Y es aquí donde se hace necesario establecer la diferencia entre el guano blanco y el guano rojo. El guano blanco corresponde a fecas recientes de aves guaníferas. Estas forman un albo manto característico de los islotes y montículos costeros. El guano rojo en cambio, son restos orgánicos de estas aves marinas que contienen no sólo los excrementos sino sus mismos restos.

El guano rojo es consecuencia de la actividad de estas aves por millones de años sobre islas. Estos restos fosilizados van siendo cubiertos quedando en calidad de yacimiento bajo la tierra. Las peruanas Islas Chinchas eran prácticamente una isla de guano.

Debido a estas condiciones, el guano blanco es de mejor calidad que el guano rojo. Pero más escaso. A la inversa, la ventaja del guano rojo es que cuando se encuentra, suele estar en cantidades abundantes.

La explotación del guano blanco descubierto por Latrille fue efímera. En 1857 ya no quedaba guano blanco en Mejillones. Este había sido extraído por lo contratistas que obtuvieron las concesiones, entre ellos los hermanos Latrille y Juan Garday.

Si nos retrotraemos al instante en que Chile dicta la Ley del Guano, año 1842, se inician una serie de incidentes debido al reclamo de Bolivia que consideraba suyo no sólo Mejillones, sino hasta el mismo Copiapó. Es más, Bolivia había y seguía otorgado concesiones guaneras en Mejillones. No obstante, ante la práctica desaparición del producto que generó las tensiones, hacia 1860 la situación tendía a normalizarse.

JUAN LÓPEZ DESCUBRE GUANO ROJO

Sin embargo nuevamente fue el guano quien encendería la mecha del conflicto. Pero esta vez guano de diferente color. En 1862 Juan López descubre guano rojo en la cima del morro de Mejillones.

¿Estuvo el Morro de Mejillones alguna vez bajo el mar? En alguna remota época geológica. ¿Fue acaso una isla donde trillones de pájaros guaneros prehistórico dejaron sus fecas, sus cuerpos y sus plumas formando un nuevo morro sobre el morro?

Todo parece indicar eso. Pero eso no le importaba a Juan López. A él le preocupaba explotar ese recurso y para eso contaba con un socio: Matías Torres, al cual después se le sumó un segundo, con más capital. Esa fue la Sociedad Torres, López, Garday.

El descubrimiento de guano rojo en el Morro de Mejillones genera al menos tres grandes procesos: 1.- valoración econónomica del Desierto de Atacama. 2.- instala definitivamente el tema fronterizo que terminará zanjándose con una guerra y 3.- inicia el poblamiento del Desierto de Atacama por el lado chileno. A continuación explicaremos y analizaremos cada una de las premisas.

1.- Valoración económica del Desierto de Atacama: Juan López descubrió guano rojo el año 1862. En 1860 -poco menos de dos años- el naturalista Rodulfo Philippi publicó el informe que hizo por encargo del Gobierno de Chile acerca del Desierto de Atacama. Este sabio alemán consigna en su informe que “el desierto es sumamente pobre en especies minerales”. Con respecto al guano –que a esa altura está de moda- no lo considera en su listado. Y ¡ojo! que subió hasta el mismo Morro de Mejillones. Con respecto al salitre... –que lo define como nitrato de sosa- manifiesta con desilusión “muchas personas pretenden que existe en el desierto, pero creo que se equivocan”. Es decir, el Gobierno de Chile había contratado estudios científicos para evaluar las riquezas del Desierto de Atacama y los informes recibidos eran negativos. Es por eso que los grandes yacimientos de guano en Mejillones fueron para el gobierno chileno –y otros- la prueba palpable que esta zona era valiosa.

2.- Impacto del descubrimiento de guano rojo en la relaciones con Bolivia. El descubrimiento de Juan López habría de reavivar en forma instantánea el conflicto limítrofe. Chile otorgó permisos de explotación a la Sociedad Torres, López, Garday mientras que el empresario brasileño Pedro López Gama recurrió ante los tribunales bolivianos por considerar que tal explotación se sobreponía a la concesión otorgada por ese país. Los tribunales bolivianos detuvieron al socio chileno Matías Torres -que residía en Cobija- confiscándole sus bienes. Tal juicio adquirió ribetes internacionales.

Ante tal situación Chile caducó los permisos a la sociedad en 1863, enviándolos a la quiebra. El mismo año el Congreso boliviano autoriza al Ejecutivo para que éste declare la guerra a Chile si no devuelve Mejillones, acción que finalmente no se ejecuta.

COMIENZAN LOS TRATADOS FRONTERIZOS

No obstante, el guano rojo de Mejillones seguiría siendo el elemento central en el conflicto entre Chile y Bolivia. Tan así que lo señala textualmente como objetivo del Tratado de 1866.  Esto es resolver la cuestión pendiente “sobre la esplotación de los depósitos de huano existentes en el litoral del mismo desierto...”.

Este Tratado inicial de límites entre Chile y Bolivia será el comienzo de un proceso diplomático que desgraciadamente terminará con una guerra. La chispa que encenderá el conflicto no será el guano. Será un impuesto de 10 centavos al naciente salitre, pero la arquitectura de esos tratados se gestó en el guano.

Poblamiento del Desierto de Atacama por el lado chileno: En 1860 el poblamiento del Desierto de Atacama era incipiente. Existía presencia en los oasis de El Loa, merced el desarrollo de la población aborígen como también por la influencia boliviana, que la consideraba una extensión altiplánica. Bolivia también había ocupado Cobija que fue su más importante proyecto litoral. Pero fallaba en interesar a su gente para que ocupara esta visionaria plaza. Cobija era dominada por comerciantes europeos y tenía una importante presencia chilena. En 1860 no existía ni Mejillones ni Antofagasta.

Fue el descubrimiento de guano rojo por parte de Juan López lo que obligó a diseñar un campamento guanero. Y el 24 de diciembre de 1862 Chile realiza el primer acto administrativo mediante el cual da el vamos a Mejillones. Entrega las tres cuadras fundacionales a la Sociedad Torres, López, Garday para que instale formalmente su empresa. Desde que Juan López parte con sus 4 chozas en El Rincón Mejillones ya nunca más volverá a estar deshabitado. Tuvo varios períodos amenazado de desaparecer, pero siempre hubo gente viviendo y creyendo en su futuro.

Ahora abordaré dos aspectos prácticamente desconocidos en la historia del guano rojo de Mejillones. La primera es la utilización de fichas ya en el siglo XIX.

FICHAS GUANERAS

Ficha emitida por la empresa resacadora de agua de Juan Sáez

Está debidamente comprobado que en el campamento guanero de Mejillones se utilizaron fichas. Esta práctica aparentemente apareció con la irrupción de la concesión Arman -en 1866- y parece haberse extendido hasta 1877.

Por el momento tengo conocimiento de tres fichas guaneras. Dos las he examinado personalmente y la tercera la hallé en un catálogo numimástico. En el caso de las dos que me ha correspondido examinar ambas están ligadas al agua.

La primera fue acuñada por Juan Sáez, quien aparece como dueño de una resacadora de agua y tiene grabado su valor en centavos. La segunda ficha conocida fue emitida por el inefable Arnous de Riviere y su valor está dado por galones.

Por lo tanto, antes que las famosas fichas salitreras de comienzo del siglo XX, los hombres trabajaron en el Morro de Mejillones... y eran pagados con fichas guaneras que se cambiaban por agua. Bueno... no olvidar que estaban colonizando un desierto.

Ficha generada pr el Barón de la Riviere para comprar agua.

¿MATANZA OBRERA EN EL SIGLO XIX?

El segundo elemento tiene que ver con movimientos sociales y evidencias de una presunta matanza obrera que afectó a los guaneros.

Para abordar este tema voy a basarme en el trabajo de un gran investigador. Él durante los últimos años ha recopilado información inédita del pasado de Mejillones. Me refiero al arqueólogo subacuático Christophe Pollet.

Al consultarle si tenía antecedentes con respecto a este tema, Christophe me hizo llegar una nota de El Mercurio de Valparaíso fechada el 25 de marzo de 1868. Esta da cuenta de “una sublevación de peones por no pagárseles sus salarios”.

Tal acción obligó a la guarnición del “Valdivia” a saltar a tierra para “hacer entrar en orden a los amotinados”. La consecuencia de estos desórdenes habrían sido “algunas muertes”. La nota reconoce excesos de los militares, pero se lo atribuye al “retiro del oficial”.

Tampoco puedo dejar de mencionar el valioso aporte realizado por el investigador Patricio Espejo, quien con su libro "El barón de la Riviere, caballero de ingenio del gran mundo" ha entregado luz sobre una fase de nuestra historia injustamente olvidada. Agradezco tu presencia Patricio.

Bien. En atención al tiempo dejó hasta aquí este suscinto registro acerca de la importancia del guano rojo en la historia de Chile. Para despedirme debo decirles que el Consejo Patrimonial de Mejillones, que tengo el honor de dirigir, está solicitando que Caleta Ño Robles, las guaneras existentes en el Morro de Mejillones y el campamento de La Rinconada, todas ellas ligadas a la explotación del guano rojo en el siglo XIX sean declaradas monumentos nacionales. Si pueden, ayúdennos en ese objetivo. Muchas gracias por su atención.

En marzo de 1868 "El Mercurio" de Valparaíso

entregaba este inquietante informe acerca

 de las guaneras de Mejillones.

 El documento forma parte de una investigación

 del arqueólogo Christophe Pollet quien la cedió

 gentilmente para esta nota.