Diario Electrónico de Mejillones

Fundado el 2 de noviembre del 2001

Las verdades que no se dicen...

Domingo 11 de enero de 2015 Cultura

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Una sociedad sin patio

Wilfredo Santoro Cerda

           La diferencia urbana más importante en la sociedad durante el siglo XX fue la desaparición del patio. Aunque a primera vista puede parecer un detalle arquitectónico, una revisión más acuciosa nos permite advertir que tiene un significado mucho más profundo: el paso de una sociedad colectiva una individual.

          Durante el siglo XIX se impuso el concepto de “cuadra española” en el diseño de las nacientes ciudades sudamericanas. Estas en general medían 100 por 100 metros. En una cuadra habían sólo 4 casas por calle (8 en la cuadra completa). Los terrenos tenían 25 metros de frente por 50 metros de fondo. El casco urbano original de Mejillones, ubicado en La Caleta, tenía esas características, al igual que Antofagasta, que aún mantiene en algunos casos las proporciones originales. Se trataba de casas que incluso debían considerar caballerizas, pero los terrenos eran para todos iguales. 

NOS COMENZAMOS A ACHICAR

          El concepto de modernidad fue achicando los terrenos. Fue así que llegamos al año 1973 con terrenos de 10 de frente por 20 de fondo. Todo chileno en ese tiempo tenía derecho a optar a –mínimo- 200 metros cuadrados de suelo. No menos. Sin considerar que cuando la gente necesitaba terrenos se los “tomaba” y habitualmente el Gobierno regularizaba esas tomas, supervisando solamente que se tratara de personas que no tuviesen casa. El espectáculo de carpas improvisadas rematadas con banderas en los sectores periféricos de las ciudades era habitual.

          Es por eso que todas las casas tenían patio. Ese patio tenía tierra y solía tener incluso un árbol o algún otro tipo de vegetación. También era frecuente que las familias criaran animales, como gallinas o patos. Estos últimos exigían la existencia de un estanque. En ese estanque los patitos corrían, nadaban y se zambullían, provocando la delicia de los niños. En MI casa de La Caleta mi padrino nos tenía hasta un columpio. 

         Todo eso estaba inserto en una sociedad en la cual no existían rejas. De hecho los antejardines eran ....antejardines, no protecciones. Es decir, rejas de madera colocadas ante un jardín muy bien cuidado y hecho para evitar el tránsito por éste. En La Caleta había uno (del papá del Pepe) que tenía hasta hortalizas. Las puertas de las casas se mantenían abiertas por el asfixiante calor y a lo más, había una puerta más liviana adicional con mosquitero. Otro detalle importante: las ampolletas colgaban desde el techo por un cable que podía alcanzar hasta 1 metro. 

EL CAMBIO 

         ¿Que fue lo que cambió todo eso? Me lo he preguntado harto. Y llegué a una sola conclusión: la desaparición de esas casas fue consecuencia del golpe de Estado de 1973. Cuando los Hawker Hunter bombarearon La Moneda en el fondo hicieron desaparecer los patios de las casas de los pobres. 

         Porque ese es otro de los grandes dilemas de nuestro país: somos pobres y nos creemos de la clase media. Los políticos nos tienen súper cuenteados al decirnos que la mayoría de los chilenos somos de clase de media. A ver... que se necesita para ser de clase media. 

¿TU ERES DE CLASE MEDIA? 

         En primer lugar, para ser de clase media no se puede vivir en una casa o departamento gestionado a través de Serviu. Serviu le gestiona casa sólo a los pobres. La clase media compra su casa al contado (ni siquiera a crédito. Comprar casa con crédito a diez años es de pobre).

          En segundo lugar: para ser de clase media no se puede vivir en casa pareada, por mucho que haya sido comprada al contado. La casa pareada es de pobre. Se debe vivir en una casa sola, que tenga espacios amplios a su alrededor. En tercer lugar, para ser de clase media no se puede acceder a crédito universitario o becas para la educación de los hijos. 

         ¿Qué ingresos se debe tener en este país para ser de clase media? ¡Lo que ganan los parlamentarios! Aunque hay que considerar que incluso con lo que ellos ganan a veces no les alcanza, ya que deben utilizar becas del Estado para mandar a estudiar a sus hijos a la Universidad. Eso demuestra que muchos de ellos, incluso a pesar de lo que ganan, siguen siendo pobres.

 DINERO VERSUS TIERRA 

         Bueno. Disculpen que me me haya salido del tema, pero es necesario dejar en claro que la dimensión de los terrenos tiene que ver con cuán rico o pobre se és. Porque en última instancia llegamos a la misma vieja visión del comunismo: los ricos son terratenientes por excelencia y a ellos no les gusta que los pobres tengan tierra... ni aunque sea para vivir. 

         Es por eso que cuando los terratenientes se impusieron en 1973 y luego nos impusieron su Constitución el año 1980: los terrenos empezaron a reducirse y las casas a encogerse. 

         Ha sido violento como mi generación (más de 55 años) ha visto la forma en que el techo se nos ha ido derrumbando. En la mayoría de las casas incluso se puede alcanzar con la mano. De las piezas con 4 metros de altura del campamento del FCAB llegamos a los departamentos de Andalicán con Riquelme, conocido como “los nichos”. En Mejillones llegamos a terrenos de 3 metros de frente por 8 de fondo. 

         Con respecto a esta situación nos reíamos con mi amigo Florentino Novoa, amante de objetos hermosos, hermano de bronces, quien dijo haber comprado una esplendorosa “lámpara-araña” que no instaló en su hogar porque “me llegaría a la cintura”. 

         Dicha jibarización alcanzó ribetes dramáticos en los baños, donde algunos artefactos desaparecieron –como el bidet- y los otros se hallan tan juntos que es frecuente que una persona no pueda estar con los brazos extedidos sin tocar una pared. 

¿Y LA INTIMIDAD?

          Uno de los problemas más grave de esta pérdida violenta de espacio vital es el hacinamiento. Un hacinamiento que impide el desarrollo normal de las personas. Un hacinamiento que excede el grupo familiar. Como las casas están –ya no pareadas- sino unidas por ambos lados, los dormitorios suelen quedar contiguos, por lo cual las personas –por pudor- deben evitar manifestarse. Es algo que va más allá de lo sexual, el hablar calladitos, el reprimir todo, desde el enojo hasta el cantar. Allí no está su propia familia, sino se produce una convivencia no convenida y secreta con los vecinos. 

         Como las terrenos son cada vez más pequeños, los patios son minúsculos y cuando las familias los reciben, inmediatamente piensan en la ampliación. Es tal la falta de espacio que siempre se necesitan piezas. Más piezas, porque la casa se hizo chica y ya no hay donde meter más cosas. En las casas actuales, lo primero que desaparece es el patio. 

         ¿Y por qué es tan importante el patio? Lo explicaré aquí, porque no siempre es tan evidente en una sociedad tan individualista como la actual. El patio es importante porque sirve para jugar. Y jugar es un ejercicio necesario para vivir. La acción de jugar cumple dos gigantescas funciones humanas: una, entrena para vivir y dos, desarrolla la imaginación. Sin esos dos elementos un niño no puede crecer, en el amplio sentido de la palabra. 

NIÑOS QUE NO SERÁN GRANDES

          Nuestros niños en estos momentos están siendo intervenidos para evitar que sean grandes. Están siendo privados del amor al desarrollo físico y su imaginación está siendo bloqueda. Se ha promovido el uso de juegos computacionales que los mantienen inmóviles en un sillón, en una sola posición, bombardeando su mente con estímulos eléctricos que no le permiten imaginar. A ellos no sólo les robaron el patio, sino la posibilidad de jugar. 

         La falta de espacio constituye un atentado contra la digninidad humana. Los hombres y mujeres de nuestro país no pueden desarrollarse adecuadamente en viviendas hacinadas y nuestros niños están condenados a no contar con ese taller de la imaginación que es el patio. Es el sentido de la grandeza el que se mutila cuando a una casa se le mutila el patio. ¿Se han fijado en los espacios de las casas en las películas o novelas de otros países? Hágalo por favor y compárelo con su casa. 

         Un ejemplo palpable de cuan artificial es la imposición de terrenos pequeños es Mejillones. Aquí sobra el terreno. Existen miles de hectáreas de desierto de terreno plano, pero sin embargo a las familias pobres el Estado les ha otorgado terreno de 3 por 8 metros. ¿Por qué? ¿o acaso esos grandes terrenos ya tienen dueños?. 

MARCO LEGAL SOBREPASADO

          Acá en Mejillones se han dado tomas ilegales, pero solamente a los más adinerados se les ha permitido instalarse. Los pobres han sido desalojados. El viejo contubernio de los políticos, a quienes no les tiembla la mano para lanzar con la fuerza pública a familias pobres, mujeres y niños, que piden 100 metros cuadrados, pero que bullen de comprensión y buena onda con los empresarios, a quien le pasaron –y le siguen pasando- todas las hectáreas que quieran tomarse.

          Una acción seria y necesaria sería definir por ley la superficie mínima que debe tener el terreno asignado a una vivienda social. Creo que no pueden ser menos de 200 metros cuadrados. De hecho yo propuse esa iniciativa a principios de la década del 2000, cuando vino a Mejillones una consultora a recoger inquietudes.

          Ahora, yo quiero desde aquí rendirte un tributo mi querido patio. Acompañaste al hombre miles de años, desde que salió de las cavernas. Fuiste hogar de sueños y le permitiste mirar al cielo, soñar con las estrellas. Para un viejo como yo no corren los departamentos. Porque no tienen patio. Necesito la tierra y la posibilidad de volver en mi mente a la infancia. Eres más que un espacio urbanístico, un instrumento de la imaginación. Nadie que no se ha subido a un árbol podrá comprenderme. Nadie que no se ha escondido en el patio. Junto a tu desaparición se está yendo la magia de un mundo donde todo era de todos.

(Fotografía: patio familia Goic-Herrera en Copiapó año 2010. Junto al árbol el poeta mejillonino Florentino Novoa Saavedra).