RÉQUIEM PARA UN GORRIÓN
Wilfredo Santoro Cerda
Así es la vida
gorrioncito muerto en la acera.
Te tragó el imán gigantesco
de la tierra.
El plumaje metálico que llevas
eso cuesta
Hay que llegar bien alto
y abajo quedan
aquellos que en lo pequeño
tienen su fuerza
y donde tú transitas
alguien te observa.
Alguien con muchos ojos
y ni una lengua.
Volaste tras una nube
que no lo era
eso no es más que luz
de las estrellas.
Gorrioncito muerto en la acera
vivirás en las fórmulas eternas
que dejaste una tarde
ya resueltas.
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Este poema... Hace 40 años escribí este poema. Debe haber sido en 1978. Poco antes... poco después. ¿Dónde van a parar los gorriones muertos?. Recorrí mi juventud, transité mi madurez y comencé feliz a habitar esta vejez sin saberlo. Un día mientras volvía a mi cuchitril aún rabiando por proyectos que no pueden volar, intempestivamente se resolvió el misterio de 40 años. El poema escrito en mi juventud se materializó, se hizo realidad y me mostró sus fórmulas. A veces un poema se puede desplomar en una acera. "Este gorrioncito es letra de un poema sin tiempo" me dije. Por eso he querido compartirlo con Uds. Tal vez no es un poema de todos los tiempos, pero al menos es el poema de una ave sin tiempo.
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